Su presencia es un buen marcador de contaminación oral-fecal
por los alimentos o agua en las poblaciones en donde a sus habitantes se les
detecten el parásito.
La Endolimax nana, como el nombre de la especie pareciera
sugerir es una ameba enana, rara vez midiendo más de 10 μm.
MORFOLOGÍA
Tiene
dos estadios de desarrollo, uno trofozoíto y otro de quiste. Debido a su rol en
el laboratorio clínico, los uistes son
formas de reconocimiento más importantes.
Tiene
forma ovoide de color caoba intenso coloreado con Lugol, midiendo 5 - 7 μm a lo
largo de su eje mayor.
Lo más común es observar en el endoplasma 4
núcleos, sin cuerpos cromatoideos y glucógeno considerablemente difuso.
Este parásito intestinal no es patógeno para
el hombre aunque en ciertas circunstancias de inmunosupresión puede llegar a
producir gastroenteritis.
TRANSMISIÓN
La
transmisión al humano se produce con la ingesta alimentos contaminados con
quistes de amebas, o bien por el contacto directo con fómites o manos
contaminadas. La transmisión de la enfermedad es más frecuente en países con
bajos recursos sanitarios y también en la población con relaciones sexuales de
tipo fecal-oral.
Una
vez que el hombre ha ingerido los quistes, éstos se transforman en trofozoítos
en el tubo digestivo, principalmente en el colon, donde invaden la mucosa
intestinal provocando la enfermedad y, eventualmente, migrando por el sistema
porta al hígado y desde allí a otras localizaciones sistémicas (cerebro, hueso,
etc). Los trofozoítos, a lo largo de su paso por el intestino grueso, se
transforman nuevamente en quistes que son eliminados con la deposición. En las
infecciones intestinales quistes y trofozoítos se eliminan en las heces.
DIAGNÓSTICO
El
diagnóstico de certeza se hace mediante la demostración de los trofozoítos de
E. histolytica en las heces, el colon, la pared del absceso hepático o en
cualquier otra localización. Las muestras de heces deben estudiarse en fresco e
inmediatamente después de su recolección, pudiendo visualizar los trofozoítos
en movimiento.
Igualmente,
se pueden realizar técnicas de detección molecular (PCR) o detección de
antígenos en las heces u otras muestras, con una gran sensibilidad y
especificidad.
En
los abscesos hepáticos no suele ser preciso realizar una punción diagnóstica
del absceso, tan sólo en aquellos casos con serología negativa y sin respuesta
al tratamiento médico. La biopsia debe realizarse en los bordes del absceso ya
que en el contenido pueden no encontrarse trofozoítos.
TRATAMIENTO
El
tratamiento de la amebiasis invasora debe realizarse con metronidazol (500 mg/6
horas) durante 10 días, para destruir los trofozoítos y posteriormente con un
amebicida intraluminal (paramomicina 500 mg cada 8 horas durante 14 días) para
destruir las formas quísticas.
Los
abscesos hepáticos amebianos deben tratarse con los mismos fármacos. En muy
raras ocasiones estaría indicado un drenaje percutáneo del absceso. Estas
situaciones serían una mala respuesta al tratamiento médico, un riesgo muy
elevado de ruptura, en abscesos periféricos de gran tamaño, o una sobre infección
bacteriana.
Existen
otros fármacos de segunda línea con actividad amebicida pero son rara vez
usados en nuestro medio.
PREVENCIÓN
El
adecuado control sanitario del agua que se utiliza para beber y preparar o
lavar los alimentos es el mejor método para prevenir la infección por amebas.
No hay vacuna
K.M.M